Hace veinte días hablé de la bravuconada (ya se sabe, fuerte con los débiles, débil
con los fuertes… o con los que le plantan cara) del ministerio de Hacienda, que
afirmaba que iba a vigilar muy de cerca de las comunidades autónomas para que
cumplieran los objetivos de déficit.
Sin embargo,
las comunidades incumplidoras –la mayoría- no tardaron en replicar al ministro
que no estaban dispuestas a admitir ni un recorte más. Lo cual tiene delito
(figuradamente, además de probablemente en sentido literal), porque el ochenta
por ciento del déficit autonómico se debe, no a la bajada de la recaudación,sino al gasto excesivo (los ingresos autonómicos han retrocedido a niveles de
2003, pero el gasto es muy similar al de 2007, cuando España estaba en el pico
de la burbuja). Es lo que ocurre cuando la cantidad que se gasta no depende de
los ingresos que se tienen, sino que, por así decirlo, se tira con pólvora del
rey.
Sólo
que en este caso, como en todo lo que tiene que ver con las finanzas públicas,
la pólvora en última instancia no es del rey: es de todos y cada uno de
nosotros.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario