Los neocom llegaron al poder a lomos de su
defensa de los intereses de la gente.
Casi todos interpretamos que esos intereses que decían defender eran los de las
personas normales y corrientes, la clase
trabajadora, como le gusta decir a los izquierdistas de toda ralea. Nos equivocábamos.
La gente cuyos intereses se han esforzado
en defender son ellos mismos, sus familiares, allegados, amiguetes y correligionarios,
a los que se han dedicado a colocar en todos los puestos habidos y por haber,
tuvieran o no la cualificación necesaria (y, no nos engañemos, lo más frecuente
es que no la tengan ni por asomo). Y cuando eran gente sin oficio ni beneficio,
han sido los propios políticos los que se dedican a darse la gran vidorra, ya
sea cargando la gomina a los presupuestos municipales o viajando en una caravana de coches oficiales venga o no venga a cuento.
Y
como los trabajadores del Metro –ese que no pisa- convocaron una huelga durante
el Mobile World Congress, la bruja Piruja
desveló el sueldo de esos trabajadores. De lo más progre, vamos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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