lunes, 18 de abril de 2016

El leopardo y sus manchas

Aparentemente, y al igual que Ruiz Mateos, a Mario Conde la estancia en prisión no le sirvió para reformarse, sino para perseverar en sus prácticas delictivas. Y, al igual que al jerezano, han acabado cazándole y ha vuelto a dar con sus huesos en prisión.
Igualmente, tanto uno como otro parecen haber enredado en sus manejos a sus hijos, lo que le hace preguntarse a uno si, además de si un criminal puede verdaderamente rehabilitarse –lo sé, hay casos en que sí-, si no habrá un componente genético en el tema.
Ya sabemos lo que diría Cristina Pedroche, claro: si naces en Jerez o en Galicia, tienes que ser un chorizo sí o sí. Lo que no sabemos (bueno, sí) es que pensarían jerezanos y gallegos de la vallecana…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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