Lo
habitual en los partidos políticos es que el que aspire a ser califa en lugar
del califa no haga su movimiento salvo que esté muy seguro del resultado
(favorable, se entiende, salvo que tenga pulsiones suicidas). Por ello resulta
tanto más extraño lo ocurrido hace dos meses en el PSOE.
Como
he dicho, es algo que ocurre en todos los partidos políticos, sean de derechas
o de izquierdas, viejos o nuevos. Sin embargo, el no dar el golpe no excluye
los amagos y las fintas. Tomemos como ejemplo el caso de los neocom españoles, que a pesar de haber
proclamado por activa y por pasiva que no forman parte de eso que ellos llaman la casta no dejan de dar muestras de ser
más castizos que, pongamos por caso, un chotis.
Tenemos
al número uno, por otro nombre Junior, y a su número dos. El primero prefiere dar miedo, el segundo cree que se
consigue más con la zanahoria que con el palo. El primero reta al segundo a que
ponga sus propuestas sobre la mesa para que las conozcan las bases (aunque ya sabemos que, como en todos los partidos, más
que las bases deciden las alturas). El segundo no descarta dar la batalla en el
próximo congreso, y defender sus tesis, aunque no aclara si, llegado el
momento, planteará una hoja de ruta distinta a la de Junior.
Lo
dicho: ni sí ni no sino todo lo contrario.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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