Finalmente,
lo inaudito, lo impensable, lo imprevisible, lo inédito, lo increíble (¿lo
indeseable?) sucedió, y el outsider Donald Trump ganó las elecciones presidenciales estadounidenses (en votos del colegio
electoral, que no en sufragios directos). No podía ser de otra manera, teniendo
en cuenta quiénes apoyaban a su rival…
Hablando
en serio, y por mucho que haya protestas en ciudades de Estados Unidos, las
cosas son como son. Y si ni un inútil como el cultivador de cacahuetes pudo
cargarse el país, ni un santo laico como el mulato actualmente en el cargo ha
podido cambiarlo de arriba abajo, esto es porque el diseño del sistema hace dos siglos y medio y su evolución en
este lapso de tiempo ha creado unas instituciones más sólidas que aquellos que
las ocupan transitoriamente.
En
cualquier caso, van a ser cuatro años interesantes. Por lo que suceda, o por lo
que deje de suceder.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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