Los de
izquierdas tienden a considerar que su visión de la realidad es la única válida
y correcta, y que todos aquellos que no estén de acuerdo con la misma están
equivocados y deben ser corregidos (o, llegado el caso, depurados).
Esto
ocurre, por ejemplo, con los neocom
españoles. Así, la alcaldesa de Madrid, la inefable (porque no hay palabras
suficientes para describirla, y mira que le dedico entrada tras entrada) doña Rojelia, que dice que no pone la
estrella de Navidad en el Ayuntamiento porque no todos los madrileños son
cristianos; en cambio, no tiene empacho en colocar la bandera del orgullo cojamos el abecedario y barajemos las letras
a ver qué es lo que sale durante la semana en que esa mamarrachada que
derrocha mal gusto, zafiedad y chabacanería toma la ciudad, aunque no todos los
madrileños estén de acuerdo con ella; o en colgar una pancarta con el lema Welcome refugees, aunque no haga el más
mínimo esfuerzo por realojar a esos refugiados en el amplio parque inmobiliario
de sus subordinados.
También
ocurre lo mismo con su jefe de filas. Sí, porque el jefe de filas de la
alcaldesa es Junior, aunque ella diga
que no es de Potemos, al igual que
niega haber sido alguna vez comunista a pesar de haber ido en las listas del
partido de la hoz y el martillo. Con motivo del fallecimiento del tiranosaurio
del Caribe, el de la coleta asegura que el Gobierno de Rajoy se equivoca enviando a un secretario de Estado en lugar del ministro de Exteriores. Teniendo
en cuenta que el que se ha muerto es un nonagenario que no detentaba cargo
oficial, con un secretario de Estado van que chutan; y si consideramos en
cambio que el que ha muerto es un dictador sanguinario que ha oprimido a su
pueblo más de medio siglo, sobraría con enviar a un ujier del Ministerio, si no
fuera porque supondría degradar a esa persona (me refiero al ujier) con
cometidos impropios de su puesto.
Si
fuera yo, enviaba al coletas como embajador plenipotenciario… con billete sólo
de ida.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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