Como
ya dije en su día, los que se decían abanderados de la nueva política no pretendían en realidad cambiar los modos y
maneras de los que ejercían la vieja
política, sino ser ellos los que manejaran el cotarro.
Este
punto quedó de manifiesto cuando, recién aterrizados en las poltronas, los neocom se dedicaron a colocar a todos
los parientes, amigos y conocidos en puestos bien retribuidos, sin que la mayor
parte de las veces estuvieran mínimamente cualificados para ejercer sus
funciones (cosa que tienen en común, por otra parte, con aquellos que les
colocaron).
Otra
cosa que no cambiaron fue el tirar el dinero público a carretadas (ya se sabe,
ese dinero que no es de nadie). Y
así, tan pronto se gastan más de cuatro millones y medio de euros en huertos urbanos como plantea el
desarrollo de jardines comestibles o el
impulso de huertos urbanos familiares.
Eso, por no hablar de casi doblar los presupuestos
participativos a pesar del fiasco que han supuesto. Ganas me han entrado de
devolver el sobrecito con una nota que rezara:
Manuela, Rita y demás compañeros mártires: podéis meteros vuestras encuestas, vuestro sectarismo, vuestra inepcia y vuestro despilfarro por donde no da el sol.
Mezcla
del nepotismo y el despilfarro es la noticia de que se adjudicaran dos
contratos, por un monto de un millón de euros, a la cooperativa de una de las
promotoras de las asambleas neocom
para gestionar espacios de igualdad.
Me pregunto yo qué sabrá la interfecta –actriz a la sazón, y ya sabemos el
nivel general del artisteo patrio-
sobre gestión de espacios…
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