En
un mundo en el que Adolf Hitler fue propuesto para el premio Nobel de la Paz
(en aquel entonces, no estaba aún tan desacreditado como en la actualidad), o un asesino terrorista fue miembro de la comisión de derechos humanos de una asamblea
legislativa de una comunidad autónoma, no resulta en absoluto extraño que sea
un país comunista el que defienda la globalización y la apertura comercial frente al proteccionismo.
La alternativa
a que vivamos en la más surreal de las realidades es que la economía china
necesite del mercado exterior para no colapsarse. Y si algo han demostrado los
comunistas chinos es que están dispuestos a renunciar a cualquiera de sus
dogmas ideológicos, salvo a uno, con tal de mantenerse en el poder.
Ese único
dogma irrenunciable es, claro, el que el partido comunista lo controla todo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario