De
mis tiempos en la universidad creo recordar que una de las definiciones
clásicas era la de tratar a todos por
igual; creo que correspondía al término equidad.
Esa definición –con independencia del vocablo al que corresponda- ha venido a
mi mente cuando he leído la noticia de que la presidente del Fondo Monetario
Internacional, la señora (o señorita) Lagarde ha sido declarada culpable de
negligencia por el caso Tapie, pero
que no cumplirá pena alguna por este hecho, ni la condena figurará en sus
antecedentes penales, y todo –escrito negro sobre blanco por el tribunal que la
ha juzgado- por ser quien es.
Algo
así cuando se habló de no estigmatizar
al entonces presidente del Gobierno de España a propósito del terrorismo de
Estado. O de la corrupción de su partido. Es difícil acordarse de la razón
concreta: al fin y al cabo, fueron tantas las causas (en el sentido lógico y en
el penal) por las que no se le estigmatizó, al menos judicialmente…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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