Cuando
leí la biografía de Tolkien escrita por Humphrey Carpenter, hace ya un cuarto de siglo largo, saqué
la impresión –probablemente provocada inconscientemente por la foto de portada,
en la que aparecía un Tolkien ya mayor- que el autor de la obra era una persona
de cierta edad. Nada más lejos de la realidad, puesto que la obra fue escrita
cuando rondaba los treinta años, y debía tener cuarenta y tantos cuando yo la
leí.
Nadie
que haya leído dicha biografía puede desconocer la profunda relación que tuvo
Tolkien con C. S. Lewis, así como la existencia de los Inklings y del libro que
el mismo Carpenter dedicó al grupo. Con su lectura, por lo tanto, saldo una
especie de deuda de tolkiendili que arrastraba ya desde hace demasiado tiempo.
Dicho
lo cual, paso a comentar el libro dedicado a los Inklings. Podría haberse
titulado C. S. Lewis y sus circunstancias
o, aún mejor, Las circunstancias de C. S.
Lewis. Porque todo en la obra gira alrededor del escritor irlandés;
justificadamente, porque era él el centro de la tertulia literaria, y cuando
falleció el grupo, por así decirlo, se desbandó.
La
edición española, eso sí, es francamente mejorable. Por un lado, hay errores de
redacción, con palabras que faltan, o una cita carece de comillas de apertura,
o de cierre; en otras ocasiones no se traducen (a uno de los volúmenes de Las crónicas de Narnia lo traducen como El viaje de Dawn Treader, en lugar de
emplear La travesía del ‘Viajero del
Alba’, que es como se tradujo el título al español; o dicen que parte de las
obras de Tolkien están en manos del Estado,
cuando probablemente el original diga Tolkien
Estate, es decir, algo así –es difícil expresar con una sola palabra la
idea- Herencia o Legado Tolkien); finalmente, y aunque la
obra se publicó en los años setenta, en los apéndices se mencionan hechos
(fallecimientos, principalmente) década y media posteriores.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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