Hace
ya bastante tiempo el culerismo acuñó
el eslogan de que el Fútbol Club Barcelona es más que un club (los antipatizantes
de la entidad azulgrana suelen añadir el remoquete de sí… un puticlub). Inmerso como está en la ola secesionista
catalana, el eslogan es ahora más cierto que nunca, porque lo que debería ser
un club deportivo se ha convertido en una mafia, una checa, un ambiente
enrarecido donde hay que medir muy mucho lo que se dice, no vaya a ser que
ruede la cabeza del decidor.
Esto
ha ocurrido hace poco, dentro del mar de fondo con la renovación (o no) del enano hormonado. Uno de los directivos
se atrevió a decir que Messi no sería tan bueno sin Iniesta, Neymar y otros
jugadores. Quizá habría que matizar que sería igual de bueno, pero que no
habría obtenido los mismos resultados. Esta es una verdad evidente, y no hay
más que echar un vistazo a los logros de la selección albiceleste desde que el
de Rosario juega en sus filas: ninguno.
Sí, Lionel
Messi es un jugador desequilibrante, con un talento descomunal y una gran
capacidad goleadora. Pero sin un equipo que juegue en función suya, y sin
jugadores de talento dentro de ese equipo, parece bastante obvio que no habría
conseguido sextetes, balones de oro,
pichichis y demás galardones individuales y colectivos.
En
cuanto al directivo… bueno, baste decir que fue fulminantemente destituido por
haber dicho lo que dijo. A quién se le ocurre, hombre de Dios.
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