Escribir
esto a diez días de los hechos acaecidos me da la ventaja de tomar cierta
perspectiva y, al mismo tiempo, ver cómo se han desarrollado los acontecimientos.
Como
casi todo el mundo, me llevé una sorpresa del carajo cuando leí la noticia de
que el seleccionador español de fútbol, Julián Lopetegui, había firmado con el Real Madrid para ser el sustituto de Zinedine Zidane al frente de la primera
plantilla. Sorpredente fue tanto el hecho de que lo hiciera al poco tiempo de
renovar con la Federación Española de Fútbol como que el anuncio se hiciera a
pocos días del debut de España en el campeonato mundial de fútbol que se
celebra en Rusia.
Algunos
comentaristas se preguntaron si el anuncio no podría haberse hecho una vez
concluido el torneo o, al menos (esto es añadido mío), cuando hubiera concluido
la participación de España. Mi respuesta es que no: suponiendo que España
llegara a la final, supondría que el Real Madrid diera la impresión de estar
sin entrenador durante todo un mes, y eso sería inaceptable para la entidad
blanca.
Dicho
esto, era una de esas situaciones en las que, hagas lo que hagas, la vas a
cagar: si lo dices, malo; si te callas, es casi peor. Resultado: Lopetegui fuedespedido a dos días de nuestro partido contra Portugal, y sustituido por Fernando Hierro –lo de han podido quitar
hierro al asunto y no lo han hecho ya se me había ocurrido a mí antes de oírlo
en la radio-, alguien con una exigua experiencia como técnico y en ningún caso
a un nivel equiparable.
Se
criticó al recién estrenado presidente de la federación, no por hacer lo que
hizo, sino por hacerlo como fruto de un presumible calentón o del orgullo
herido. Claro, que las alternativas que algunos han deslizado son peores: que
lo supiera desde días antes y que consultara la destitución del seleccionador
con colchoneros y culerdos.
Resultado:
a pesar de todo lo dicho, logramos empatar a tres goles con Cristiano Ronaldo…
y aparecieron signos evidentes de que el fin del mundo está cerca: Sergio Ramos
hizo un llamamiento a la responsabilidad…
y Shakiro a la unidad de España.
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