Cuando
uno empieza a pensar que los futbolistas –al menos los españoles- no son tan
zotes como nos los quieren presentar, llega uno que nos hace retroceder varias
docenas de pasos.
Es
el caso de Jorge Alba, jugador del Fútbol Club Barcelona, que no entiende el deseo de su presidente de que el enano hormonado gane el mundial. No he leído
el artículo, pero asumo que el futbolista pensaba que su presidente, siendo
español, desearía que la selección que ganase el mundial fuera la española.
Sin
embargo, es todo muy sencillo, Jorgito: basta, por ejemplo, con agudizar el oído hacia el
minuto decimoséptimo de cada encuentro en el el Farça juegue como local…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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