El
fútbol hace mucho que dejó de ser (sólo) un deporte, para convertirse en el
negocio que es hoy. Eso explica, por ejemplo, que el campeonato mundial de
dentro de cuatro años se vaya a celebrar en Qatar (qué horror, cuando lo veo
escrito Catar), país que, amén de no
tener tradición balompédica ninguna, tendrá unas temperaturas de infarto para
las fechas –estas en las que nos encontramos- en las que suelen tener lugar los
Mundiales (así, con mayúscula, son por antonomasia los de fútbol).
Por eso también, en el llamado torneo del KO, esto es, la Copa del Rey, las eliminatorias se venían celebrando a doble partido, lo que suponía doble taquilla… y doble posibilidad de que pase el equipo grande, dejando aparte alcorconazos. En Inglaterra, en cambio, las eliminatorias son siempre, creo, a partido único, lo que favorece la posibilidad de que el trofeo lo obtenga un equipo de los llamados modestos.
Por eso también, en el llamado torneo del KO, esto es, la Copa del Rey, las eliminatorias se venían celebrando a doble partido, lo que suponía doble taquilla… y doble posibilidad de que pase el equipo grande, dejando aparte alcorconazos. En Inglaterra, en cambio, las eliminatorias son siempre, creo, a partido único, lo que favorece la posibilidad de que el trofeo lo obtenga un equipo de los llamados modestos.
Sin
embargo, parece que algo de sentido va entrando en las cabezas de los
dirigentes futbolísticos patrios. A principios de este mes saltaba la noticia
de que la Copa del Rey pasaría a disputarse a partido único hasta los cuartos de final. Eso,
por una parte, daría una mayor emoción al torneo (y obligaría a los equipos grandes a implicarse de verdad si es que
realmente aspiran a ganar el campeonato) y, por otra, aligeraría el
sobrecargado calendario del llamado deporte
rey.
Precisamente
apoyándose en esta sobrecarga se ha planteado la posibilidad de que la
Supercopa de España se juegue a partido único este año. Sin embargo, el
presidente de la Real Federación Española de Fútbol ha querido dejar muy claro
que esto sería una excepción y que el próximo año se volvería al formato de los
dos partidos. Y, claro, salió el maldito parné: para que esa posibilidad
cristalice tiene que haber una
compensación económica tanto a la propia Federación, que pierde un partido televisado
y parte de la taquilla, como también a los clubes.
Lo
que no tiene sentido es que un trofeo que enfrenta al campeón de Liga con el
campeón de Copa se celebre, a uno o a dos partidos, cuando un único equipo ha
ganado ambas competiciones, como ha ocurrido este año. El Farça ganó los dos trofeos… pues que se lleve el tercero, y santas
pascuas (y mira que me repatee que los culerdos ganen aunque sea a las
canicas).
Porque,
vamos a ver… ¿por qué la Supercopa la va a jugar el Sevilla, que es subcampeón de
la Copa, y no el Atlético de Madrid, que lo es de la Liga? Quizá deberían
jugarla uno contra otro, que el club fundado por el suizo ya ha ganado
suficientes competiciones, ¿no?
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