sábado, 30 de junio de 2018

Más madera, que es la guerra…

Lo que ha sucedido en el PP –que el líder (por definición supremo y absoluto, como en general ocurre en todas las formaciones políticas españolas que no son una jaula de grillos) se marche sin designar digitalmente a quien le sucederá- no había ocurrido hasta ahora (Fraga ungió a Aznar, y éste entronizó a Rajoy), y cuando lo hizo (Hernández Mancha) aquello acabó como el rosario de la aurora.
En el PSOE (por referirnos a una fuerza política con posibilidades reales de alcanzar el gobierno tras unas elecciones, al menos históricamente), en cambio, las cosas han sido más abiertas (al menos, desde que tengo conocimiento e interés por la política)… y así les ha ido: Felipe se fue y llegó Almunia, que produjo la bicefalia con Borrell, luego la cefalea, luego la amputación capital, después la coalición electoral socialcomunista y finalmente el desastre electoral; a éste le sucedió Rodriguez, que convirtió al partido en un erial intelectual y que tuvo que marcharse antes de que le echaran; luego vino Pérez, luego Sánchez, luego nadie (la gestora) y luego nada (Sánchez de nuevo).
Mariano, fiel a su tancredismo, no ha hecho nada (aparentemente) para indicar quién le sucederá. Hay tres candidatos: Triple Ese, Cospedal y Pablo Casado. La primera no me gusta nada: es una buena parlamentaria, sí, y no es fácil vencerla en un debate, pero tiene en mi opinión menos tirón electoral que un gato de escayola y ha compadreado con los golpistas catalanes. La segunda es la que yo elegiría para pilotar una transición sin demasiados sobresaltos y, como ella dice, ha ganado elecciones (aunque presente el hándicap de su marido). El tercero es más joven que las otras dos, aunque no demasiado, y tampoco ha tenido, creo, un papel excesivamente relevante durante el rajoyato (me parece que ha ocupado algún cargo orgánico, pero nada de más fuste); en cualquier caso, parece que es el que ha hablado más claro.
Lo que es imposible será encontrar a alguien sin pasado. Ni Rodríguez ni Pérez salieron de la nada: ambos se dedicaron a calentar escaño bajo la égida de sus predecesores.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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