El
gran problema de los progres es que, en algún momento, en algún punto, tienen
que detenerse. Y siempre habrá alguien que crea que ese punto, ese momento, ha
llegado demasiado pronto. Y el progre en cuestión tendrá siempre problemas para
justificarse ante quienes les critiquen por haber establecido esa línea roja.
Hace
quince días tuvimos un doble ejemplo de lo que estoy diciendo. En los dos
casos, el progre era mujer; en un caso, suciolista;
en el otro, neocom. La primera fue la
inefable vicepresidente Pixidixit,
aquella que en su día dijo que el dinero público no era de nadie: ahora resulta
que, para ella, los vientres de alquiler
son una nueva utilización del cuerpo de las mujeres muy grave, realizándose una
compraventa más del cuerpo de la mujer más pobre, y que la postura de los socialistas es muy clara.
Aparentemente, no tan clara, porque las juventudes socialistas han dicho que la
egabrense les ha escupido a la cara
(sic).
El
segundo caso fue con la calientacamas de Junior,
que cuando fue cuestionada en directo por una madre por gestación subrogada
respondió que no es bueno someter el
útero de las mujeres a la lógica del mercado, porque llevaría a la creación de granjas de mujeres. Acabó diciendo que el
tema no es un punto central en el debate
del feminismo.
El
problema es que, cuando admites más de un tipo de familia, los tienes que admitir
todos. Porque, como queda demostrado, es difícil justificar por qué unos sí y
otros no…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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