En
su propósito de engullir a toda la izquierda, es posible que Junior haya cometido un error de
cálculo. No sería el único: comprarse el casoplón, aunque legítimo, ha sido una
cagada del tamaño de un castillo a efectos de imagen. Pero volvamos a los
problemas digestivos.
Cuando
apareció la formación neocom y empezó
a subir en las encuestas, el objetivo que se fijaron en primer lugar fue el del
sorpasso al PSOE. Sin embargo, el
cohete morado fue perdiendo fuelle y un modo de intentar paliar ese principio
de caída fue la coalición con los paleocom
de Izquierda Hundida. Lo que ocurre
es que, al igual que ha ido haciendo el Banco de Santander con todas las
entidades que ha ido adquiriendo o a las que se ha ido uniendo (Banesto,
Central Hispanoamericano… lo del Popular es cuestión de tiempo), el objetivo
final era deglutir la presa como hacen las boas constrictoras.
Pero
hasta los citados ofidios yerran y hay ocasiones en que la presa se les
atraganta, y hasta puede llegar a producirles la muerte. No digo yo que Potemos vaya a palmarla políticamente
(¡ojalá!), pero de momento la hoz y el martillo parece que se le han enganchado
a la altura de la epiglotis.
Porque
no veo otra explicación al hecho de que hayan tenido que dar un toque de
atención a los paleocom para que no boicoteen al becario ubicuo como candidato a la presidencia de la comunidad
autónoma de Madrid.
Por
una vez, estoy de acuerdo con coleta
morada, aunque colijo que por distintas razones. Tener a Iñiguito de
candidato es poder preguntarle, a las primeras de cambio, qué le hace pensar
que está legitimado para ocupar un puesto que Cristina Cifuentes tuvo que
abandonar tras montarle un pollo por algo menos grave que cobrar ilegalmente
una beca.
Porque
las becas se dan, creo, para que hagas algo. Y él no hizo nada. Bueno, sí, una
sola cosa: no presentarse.
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