miércoles, 13 de junio de 2018

Maldición china (la comunista, no la otra)

He dicho varias veces, verbalmente y por escrito, que el poder es la única argamasa capaz de mantener en pie el edificio socialista español: cuando no lo tienen, empiezan a desmoronarse. Es evidente que lo mismo podría decirse de casi cualquier partido político en casi cualquier lugar del mundo… como es igualmente evidente que me voy a circunscribir a la izquierda española.
Entre los comunistas de toda laya y época, el camino hacia el poder actúa como una especie de exfoliador o decapante: en ese trayecto, en la lucha entre los que podríamos llamar ortodoxos y los que cabría denominar realistas o pragmáticos se desarrolla sin piedad, pues tanto unos como otros pretenden alcanzar el poder al tiempo que eliminan a sus rivales, que no camaradas. Sucedió entre bolcheviques y mencheviques, entre estalinistas y troskistas, entre maoístas y todos los demás… y, ya más cerca de casa y de nuestros días, entre pablistas y errejonistas (aunque aquí he de decir que no tengo claro cuál de las dos corrientes se ha apartado más de los principios fundacionales).
Si los comunistas son, en general, una amalgama de distintas corrientes, sensibilidades, o como queramos llamarlo, esto se acentúa todavía más en el caso de los neocom españoles, ya que bajo la marca podemita se agrupan corrientes, mareas, confluencias y titirimuchi de todo pelaje que hacen que los neocom que podríamos denominar pata negra (en el sentido de que son neocom y nada más) son muchos menos de lo que podría pensarse viendo los resultados electorales.
Conforme se aproximan los próximos comicios, hay dos territorios en los que algunos empiezan a plantarle cara al macho Alfa. En Madrid, la cosa se explica porque el cabeza de lista a la comunidad es el defenestrado Errejón, que querrá marcar su territorio con vistas a, quizá, intentar un nuevo asalto a la cúpula nacional. Mientras que en Andalucía, con Kichi y su pareja criticando el casoplonazo (o el casoplongate) de Junior y su calientacamas, la trifulca está servida.
Se avecinan tiempos interesantes para los que pensamos que el único comunista bueno es el que está lo más lejos posible del poder…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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