Para
sus defensores, la curva de Laffer muestra una relación científica (aceptemos
la economía como una ciencia, aunque sea llevar demasiado lejos la suspensión
de la incredulidad) entre los tipos impositivos y la recaudación tributaria:
ésta aumentará conforme aumenten aquéllos, hasta un cierto punto a partir del
cual un aumento de la presión impositiva conllevará una disminución en la
recaudación.
Para
sus detractores, en cambio, no hay una relación de causa a efecto entre unos y
otra, y el buen Laffer se limitó poco menos que a unir los puntos al modo de
aquellos pasatiempos que hacíamos de pequeños.
Sin
embargo, la realidad es tozuda y se empeña, una y otra vez, en dar la razón al
señor Laffer. El último caso, de momento, ha tenido lugar en Estados Unidos,
donde la rebaja fiscal promovida por el denostado Donald Trump (que, al menos
de dinero, debe de saber algo) ha ido seguida de un aumento del doce por ciento en los ingresos fiscales.
Y
eso son unos cuantos dólares, creo yo…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario