La
izquierda en cualquier país y época alardea de ser más demócrata que la
derecha. Incluso cuando son dictaduras, se auto adjetivan como democráticas, de Cuba a Corea, de
Venezuela a China.
Sin
embargo, la izquierda no es que no sea más demócrata que la derecha: es que no
es demócrata en absoluta, por esencia y por historia. Puede celebrar primarias, puede simular que tolera sensibilidades, pero el hecho es que,
siempre, el que se mueve no sale en la
foto.
Los
neocom españoles no son una excepción
a esta regla: da lo mismo que sean minusválidos argentinos, jóvenes estríperes
o juezas preseniles, el caso es que, una vez agarran el poder, no lo sueltan ni
con agua caliente. Doña Rojelia es un
buen ejemplo: si no recuerdo mal, aceptó repetir como cabeza de lista casi a
regañadientes, o eso parecía. Pero ahora rechaza someterse a primarias y quiere controlar la lista para 2.019.
Hay
que jo… robarse, con la vieja chocha.
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