El
viejo adagio castellano dice que el que avisa no es traidor. Sin embargo, en el
caso de los gobiernos españoles y los secesionistas catalanes, son precisamente
los traidores los que avisan. Otra cosa es que los avisados no se quieran dar
por enterados, o se hagan los tontos, o quizá piensen que los cortos de
entendederas somos el resto de los españoles.
Porque
semanas antes de la reunión entre Sin
vocales y Chis Torra que tuvo
lugar anteayer en el Palacio de la Moncloa, el racista ya andaba avisando: que
si otro 1-O para rematar la república catalana, que si autodeterminación o nada, que si otro 1-O pero acordado con el Estado, que si acudir a la entrevista con un cacho tela amarillo en la solapa…
Pues
nada: los socialistas, erre que erre, se mostraban optimismo tras el encuentro,
porque el referéndum no había sido el
asunto principal para Chis. Como
buen (mal) catalán, la pela es la pela, y hablaron de inversiones,
transferencias y minucias de semejante entidad.
Desde
luego, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
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