Líbreme
Dios, y nunca mejor dicho, de cuestionar las decisiones del sucesor de Pedro. Aunque
los obispos de Roma, y bien que lo han demostrado a lo largo de la Historia,
son humanos y, por lo tanto, falibles. Por otra parte, se dice de la diplomacia
vaticana que es la mejor del mundo, por lo que es posible, y hasta probable,
que el Sumo Pontífice sepa algo que yo desconozco.
Todo
lo dicho no evitó que asistiera con perplejidad a la noticia de que el papa
Francisco había acordado pactar el nombramiento de obispos con la dictadura comunista china. Recapitulemos; hasta ahora, había dos iglesias católicas en la
República Popular China, a saber: la de
verdad y, por lo tanto, perseguida; y la oficial y, por lo tanto, controlada, infiltrada y hasta es posible
que dirigida por el poder civil del país (que, por teóricamente comunista,
sería teóricamente ateo; un contrasentido o, por hacer un juego de palabras
fácil, un sindiós).
Se
me dirá que en tiempos del franquismo había algo parecido. No recuerdo bien el
mecanismo, pero creo que una de las dos partes proponía una terna de candidatos
a la sede episcopal y la otra elegía el que mejor le parecía. De acuerdo, era
algo parecido, pero había una diferencia de raíz, algo que los antifranquistas
sobrevenidos no dejan de recordarnos.
Y
es que el régimen era confesionalmente católico. Pequeño matiz de no pequeña
importancia, a mi parecer…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario