Vaya
por delante que nunca he tenido demasiado claro, en esa expresión que se puede
decir que equivale a tengo dos noticias,
una buena y otra mala, qué es lo bueno y qué es lo malo, aunque interpreto
que la cal es lo primero y la arena lo segundo.
Dicho
lo cual, hace un mes se dieron noticias sobre los dos casos de posible fraude
académico que afectan a figuras de primera línea. En realidad, para los que
somos de derechas, las dos noticias fueron buenas; pero, claro, titular cal y cal una entrada le quita
dramatismo, valor metafórico y hasta referencias. Pero dejemos de divagar.
Por
un lado, la Universidad Rey Juan Carlos (la de chistes que se han hecho a su
costa, como que yendo a su gimnasio adelgazas sin tener que entrar) archivó la licenciatura de Pablo Casado tras no detectar irregularidades en la misma, al
tiempo que la fiscalía del Tribunal Supremo se opuso a la investigación por su máster. Dos por el precio de uno.
En
el otro lado del espectro ideológico, el presidente de la academia de doctores
lo pudo expresar más alto, pero no más claro, cuando dijo que había motivos para retirarle el título a Sánchez.
¡Zas!
En toda la boca.
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