Una
de las características más irritantes (al menos, para el que esto escribe) del
lenguaje políticamente correcto es
esa tendencia a los eufemismos que, en general, son inexactos cuando no
directamente erróneos: tan subsahariano
fueron Nelson Mandela como Pieter Botha, y tan afroamericano (o afrodescenciente, como se dice ahora) es
Michael Jordan como, pongamos por caso, la actriz Yasmine Bleeth, pero sólo se
aplicará el adjetivo a los primeros de cada dupla para no tener que decir negro o, en el caso del deportista, mulato (que es lo que son casi todos los
negros estadounidenses).
Otra
variante es, en lugar de decir algo negativo, negar el antónimo positivo: no se
dirá que la economía se está frenando, sino que el PIB está desacelerando (sin que el Gobierno haga nada, porque lamerle el tafanario a los secesionistas o exhumar al Generalísimo es algo mucho más importante, faltaría más). Teniendo en cuenta que el paro subió en Agosto con cifras que no se veían desde la recesión de hace una
década, o que España está destruyendo empleo por primera vez desde el fin de la crisis, el hecho incuestionable es que la llegada del doctor Sin vocales a la presidencia del
Gobierno de España ha coincidido con un empeoramiento de los indicadores
económicos.
Y
esa es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.
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