Hace
apenas un mes que ocurrió todo parece que haya pasado una eternidad…
En
las elecciones a presidente del PP, estaba claro que la única posibilidad que
tenían Triple S y Dolores de Cospedal
de que una de las dos se hiciera con la victoria era que, precisamente, pasaran
ambas a la segunda vuelta. Si sólo pasaba una de las dos –como ocurrió-, los
partidarios de la otra votarían indefectiblemente al candidato alternativo –como
ocurrió-, que se haría indefectiblemente con la victoria (¿hace falta decirlo?
Como ocurrió).
A
pesar de las proclamas de ambas de que se pondrían a disposición del vencedor
en caso de ser derrotadas, esto era más creíble en el caso de la secretaria
general del partido que en el de la vicepresidenta del Gobierno. No sólo porque
Cospedal fuera una mujer de partido y Santamaría no, sino porque la soberbia y
la ambición estaban en relación inversa a la estatura física de ambas: si Triple S se presentaba, era sobre todo
porque quería ganar; en el caso de Cospedal, en cambio, jugaba también un papel
importante –no sé hasta qué punto- el pretender que no ganara su rival.
En
fin, al tema. Tras cosa de un mes mareando la perdiz a base de no decir nada
personalmente, pero con sus partidarios largando por aquí y por allá, el vencedor
y la derrotada se reunieron y la segunda comunicó al primero que dejaba la política. Una lástima, porque como política –al menos como parlamentaria, lo de
gestora es otro asunto, y a Cataluña me remito- ha sido excelente.
Esperemos
que fuera una declaración sincera y no una táctica torticera…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario