Hace
un mes, dctr Snchz pareció realizar
un movimiento inteligente y con cierto sentido (sí, yo también me extrañé) o,
como digo en el título, hacer lo correcto por los motivos equivocados.
La
propuesta correcta era reducir el ingente número de aforados que hay en España.
De ese modo, arrebataba una de sus propuestas de bandera a los naranjitos y ponía el foco en el
presidente del PP, por aquel entonces todavía enfangado en el asunto de su
titulación académica. Luego
se vio que, como casi todo lo que hace este Rodríguez 2.0 (aunque casi habría
que decir 0,2), era una improvisación, una cortina de humo que, para variar,
acabó volviéndose en su contra y no llegando a nada. Recapitulemos.
El
presidente ocupa propuso una reforma exprés de la Constitución a realizar en
sesenta días para suprimir la condición de aforado a los parlamentarios.
Pretendía poder aprobar la iniciativa en Consejo de Ministros… y entonces
llegaron las matizaciones. Necesitaría de un informe del Consejo de Estado y
del Consejo General del Poder Judicial, y además la reforma no afectaría a
todos los aforados, ni siquiera a todos los cargos públicos: se circunscribía a
diputados, senadores y miembros del Gobierno; no a la carrera judicial, la Casa
Real o los concejales o parlamentarios autonómicos que se rigen por su propio estatuto de autonomía. O sea, apenas unos
seiscientos de los sopotocientos mil aforados que hay en la piel de toro.
Tampoco
afectaría –sigamos recortando- a toda la actividad de diputados, senadores y
miembros del Gobierno sino sólo a las
actividades que estén fuera del ámbito de sus funciones. Traducido: sólo
afectaba al ámbito privado, y los delitos por corrupción política se quedaban
fuera de la reforma. O, para decirlo negro sobre blanco: fuentes
gubernamentales pusieron el acento en que la reforma pretendía retratar al
líder del PP, Pablo Casado, y ponerle en el foco por su posible imputación por
el Tribunal Supremo. Pese a que esta reforma no le afectaría porque las leyes penales
no tienen carácter retroactivo si perjudican al reo, el Gobierno aseguraba que dependía
de si hay una disposición adicional
transitoria que diga si afecta o no a los procesos en curso, con lo que sí
podría afectar a Casado. Es decir, como hacen los socialistas desde la
expropiación de Rumasa: si el ordenamiento jurídico no nos gusta, lo retorcemos
a nuestra conveniencia, siguiendo las directrices de nuestro fundador.
El
tiro, para variar, le salió por la culata: para Ciudadanos era una tomadura de pelo"; ierreceos y
pedecatos pidieron incluir el derecho a decidir, el PNV acabar con la
inviolabilidad del Rey, y los neocom
más cambios en la Constitución.
La
propuesta, naturalmente, fracasó en menos tiempo del que el Fénix de los
Ingenios precisaba para pasar de las musas al teatro, y un mes después ya nadie
se acuerda del tema.
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