Hace
un mes dije que hablaría del (enésimo, históricamente hablando) intento
socialista de saltarse la legalidad para permanecer en el poder. Pues bien, ese
día ha llegado. Pero tanto ha tardado que casi he olvidado el tema, o más bien
los detalles del mismo, así que voy a tener que echar un ojo para refrescar
ideas…
El
asunto general lo tengo claro: a pesar del triunfo de la moción de censura y la
llegada del dctr Snchz al Palacio de
la Moncloa, las distintas fuerzas parlamentarias no han cambiado ni un ápice:
así las cosas, en el Congreso de los Diputados no hay un grupo mayoritario,
pero sí una mayoría posible si se une una amalgama de grupos; mientras que en
el Senado, el Partido Popular, ahora en la oposición, disfruta de una holgada
mayoría.
También
tengo claro que el Senado podía establecer un veto a las decisiones del Gobierno
en materia presupuestaria si éste pretendía saltarse el techo de gasto. Posibilidad
(la del veto, claro, no la del salto) que no hacía maldita la gracia a la
alianza socialcomunistas, que tras llamar de todo menos bonitos a los
populares, intentaron un feo truco para obviar el veto: introducir en una ley
sobre violencia doméstica (no voy a darle el nombre que le dan maricomplejines y retroprogres porque las personas no tienen género… al menos, no en
el sentido en que ellos aplican ese sustantivo) un cambio en la Ley de
Estabilidad para evitar el veto de la cámara alta.
Desconocían,
o no les importó, una sentencia del Constitucional (o del Supremo, tanto da)
que establecía que una Ley sólo puede contener disposiciones que modifiquen
otra cuando entre las dos existe una cierta relación en la materia. Bien es
cierto que la sentencia hacía referencia exclusivamente al Senado, pero a nadie
se le escapa que, llegado el momento, el veredicto sería el mismo si afectaba
al Congreso. Naturalmente, Junior se
apresuró a respaldar la maniobra de Sin
vocales, diciendo que era completamente
legítimo. Por una vez estaría dispuesto a coincidir con Junior (todo vale, en el amor y en la
guerra), si me permitiera un único matiz: será legítimo, pero es palmariamente
ilegal.
En
cualquier caso, dos matices para finalizar: si la cacicada hubiera salido
adelante, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado se habría
retrasado hasta el verano próximo, tras las elecciones europeas… y, además, un
mes después ya casi nadie se acuerda de aquello.
Y
es que con los suciolistos en el
poder y los neocom teniéndoles
agarrados por los dídimos, las cosas suceden a tal velocidad que uno casi no da
abasto a procesarlas…
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