El problema de los que somos fans de La guerra de las galaxias desde el comienzo es que tenemos mucho bagaje acumulado. Cuando nadie -bueno, salvo quizá George Lucas- sabía que habría algo más allá de (lo que luego se llamaría) Una nueva esperanza, surgieron los tebeos, y El ojo de la mente. Luego vino El Imperio contraataca, El retorno del Jedi (y las películas de los ewoks, y el especial de Navidad, pero de eso mejor nos olvidamos, aunque supusiera la primera aparición de un personaje tan carismático como Boba Fett), y las cosas se calmaron.
Hasta que llegó Timothy Zahn y su trilogía de Thrawn, o de Heredero del Imperio, y ya nada volvió a ser lo mismo, al menos para los fans. Ahí fuera, más allá de las películas, había un universo, no ya expandido, sino en constante expansión. Había historias mejores (en especial cuando intervenía Timothy Zahn, aunque también está la saga de la guerra Yuuzhan Vong) e historias peores, pero todo ese universo mantenía una (relativa coherencia).
Entonces llegó la trilogía de las precuelas, y los fans se volvieron micos intentando casar todo lo que hasta entonces se sabía con lo que Lucas se iba sacando de la chistera; porque, como dijo Obi Wan Kenobi a Luke Skywalker, todo depende del punto de vista. Las historias se retrotraían hasta los tiempos más antiguos de la Antigua República, había siths como hongos y las batallas con sables láser (o con espadas de luz) eran constantes.
Y de nuevo todo cambió -a peor, para algunos-, cuando Lucas vendió sus historias a Disney y éstos, al crear la trilogía de las secuelas -vamos a dejar de lado la calidad de las historias que comprende esta trilogía-, decidieron que todo el Universo Expandido dejaba de ser canon: Thrawn, Mara Jade, los hijos de Han y Leia... todo borrado de un plumazo, o casi.
Como servidor es un completista, he visto las películas. Pero para mí, el Universo Expandido clásico (lo que ahora es la línea Leyendas) es la Historia verdadera, al menos en lo que se refiere a las novelas. Por ello, no he comprado ni leído (ni tengo intención de hacerlo) ninguna novela que narre hechos posteriores a la destrucción de la segunda Estrella de la Muerte, salvo si esa novela está dentro de la línea Leyendas (o si la escribe Timothy Zahn, que tiene bula para seguir utilizando sus personajes). Y en cuanto a las ambientadas antes de la batalla de Endor, me lo pienso, y las admito si, haciendo un esfuerzo, logro encajarlas en mis esquemas mentales pre-venta a Disney.
Y con eso llegamos a la novela que nos ocupa hoy. Como indica su título, se trata de una precuela a Rogue One. De hecho, narra los primeros pasos de la construcción de la primera Estrella de la Muerte, al tiempo que los orígenes de la protagonista de la citada película. Perdemos espectacularidad (esa construcción de la estación espacial en las Fauces, dentro de un cúmulo de agujeros negros... aunque ahora que lo pienso, ¿cómo demonios la sacaron de allí?) y ganamos en (un afán de) trascendencia, con dudas de los personajes: menos space opera y más drama espacial, por así decir.
Al menos, entretiene. Y James Luceno es uno de los autores clásicos del Universo Expandido clásico, así que al menos sabe de lo que habla.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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