En
la mayoría de los seres humanos se da la circunstancia de que les es aplicable
aquello de haz lo que yo digo, y no lo
que yo hago. Es decir, que reclaman a los demás comportamientos que ellos
no siguen.
Esto
es, como digo, humano. Sin embargo, no cabe disculparlo en los políticos
elegidos democráticamente (de dictaduras, autocracias y tiranías no hablamos),
puesto que los electores les han puesto ahí para que rijan los destinos del
país (región, municipio… comunidad de vecinos), y se supone que deberían
mostrar coherencia entre lo que dicen y lo que hacen.
Sin
embargo, no suele ser así. Más bien, todo lo contrario. Y más aún en los
políticos de izquierdas (sí, vale, ya sé, qué va a decir éste, si es de
derechas), que se han auto investido de una superioridad moral (en algunos
casos, parece que de origen genético) que les pone por encima del bien y del
mal… sobre todo del mal.
En
los diez últimos días hemos tenido dos ejemplos provenientes de la formación
dominante en la extrema izquierda española. Bueno, dominante de momento, porque
con la emergencia del partido del becario
ubicuo habrá que ver quién es la cabeza de un ratón cada vez más,
afortunadamente, menguado.
Como
decía, el chepas y su calientacamas
han demostrado la incoherencia entre sus soflamas y proclamas y su
comportamiento diario. O, por decirlo de otra manera, ha quedado palmariamente
patente que están mejor calladitos, porque cada vez que hablan, sube el pan.
Primero
fue la madre de familia numerosa (de las de ahora, que en mi familia también
somos tres hermanos y nunca fuimos familia numerosa… claro, que eran otros
tiempos) la que, a través de la red social del pajarito, exigió (éstas nunca
piden, ruegan o solicitan) la paralización de un desahucio en Asturias, y reclamaba
para ella una alternativa habitacional. Hasta aquí todo bien… salvo por el
hecho de que la mujer, aunque anciana, ocupaba el inmueble (lo cual no se
compadece con la redacción de la neocom, que habla de su casa da toda la vida).
Naturalmente, la ocasión era demasiado buena como para desperdiciarla, y
rápidamente en la misma red social le sugirieron que mostrara de forma tangible
su solidaridad acogiendo a la mujer en su casoplón. Lo
siguiente fue el dato de que, mientras Junior
y Montera aúllan por la (sedicente) emergencia climática, usan una motocicleta y dos coches, contribuyendo así a la emisión de gases de efecto
invernadero.
Eso,
por no hablar de la energía que debe consumir calentar la casa en invierno
(recordemos que está en la sierra madrileña) y mantenerla fresca en verano
(recordemos que hay niños pequeños).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario