A
Sin vocales hay que reconocerle que
cuando dijo no es no, llevó su
postura hasta las últimas consecuencias, y fue defenestrado partidariamente
hablando. Que luego volviera es otro tema en el que no vamos a entrar.
Ciudadanos,
por otra parte, nació –o esa impresión daba- de ser ese partido bisagra nacional que tanto se echa de menos en España: un
partido que como el CDS o (se quedó sólo en un esbozo) UPyD, estuviera entre
los (tradicionales) dos grandes y, en
función de los resultados electorales, apoyara a uno u otro de los grandes para
permitirle formar gobierno: lo que han venido siendo, tradicionalmente, los
respectivos partidos liberales en el Reino Unido o en la República Federal de
Alemania.
Sin
embargo, las encuestas primero, y los resultados después, ampliaron las
expectativas de la formación (o, quizá, de su líder máximo), que llegó a pensar
que, en lugar de apoyar a otros para alcanzar el poder, podría encontrarse en
la situación de que fueran otros los que le apoyaran a él. Surgió así la
necesidad de tener una identidad propia, de diferenciarse de los que tenía a
izquierda y derecha, para evitar ser fagocitado por uno de los dos.
Con
la bajada del plano de las ideas a la realidad de la arena política, llegó
también la necesidad de tener que concretar, de dejarse de elucubraciones y
términos abstractos. Y puede que fuera por esto por lo que, en la campaña de
las últimas (de momento, que para las próximas no queda nada) elecciones
generales, Rivera dijo que nunca pactaría con Sánchez.
Pero
ahora las encuestas pintan bastos para su formación, y se ha descolgado
diciendo que Sánchez, como Casado, es alguien que quiere el bien para España. Vamos a dejar aparte el hecho de
que, si yo fuera Pablo Casado, interpondría querella criminal por injurias y
calumnias (graves, además), y centrémonos en que dctr Snchz no quiere más que una cosa: él, él y nada más que él. Ni
España, ni su partido, ni su mujer, ni sus hijas, ni su perro: Pedro sólo
piensa en Pedro y en cómo seguir un minuto más en el poder.
Y
luego se extraña de que llamen a Ciudadanos el partido pomelo. Ya se sabe, naranjas por fuera, pero rojos por
dentro.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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