Entre
las muchas cosas (malas) que tienen en común zETAp y Pdr Snchz se encuentra el que, cada vez que asisten a un desfile
del día de la Hispanidad, son sistemáticamente abucheados por el público asistente.
Las
mentes pensantes (es un decir… o dos) de la progresía –analistas políticos,
periodistas apesebrados, gente del mundo de la ceja (huy, perdón, quería decir cultura) e individuos de similar ralea-
lo achacan a una especie de contubernio ultraderechista que provoca semejante
muestra de desagrado, para nada compatible con el amor fervoroso que, según
ellos, ambos líderes despiertan en la cíúdádáníá (sí, acentuado en todas las
vocales).
Nunca
había pensado en ello, pero tras la última efeméride la razón se me presentó de
un modo claro, nítido, meridianamente cristalino. Evidente, vamos. Los que asisten
al desfile de las Fuerzas Armadas españolas (y parte del extranjero) lo hacen
porque aman a España, a sus soldados y a su Rey. Sanchez y el circunflejo, no.
Ergo…
Y
es que, el que se proclama de la República hijo, vendrá a ser, casi de fijo…
pues eso mismo que estás pensando, querido lector.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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