domingo, 6 de octubre de 2019

Caiga todo el peso de la Ley

Hoy es uno de esos días en los que sólo concatenando titulares saldría una entrada de longitud aceptable. Vamos a ello.
Tradicionalmente, se han contrapuesto los nacionalismos vasco y catalán. El primero era el violento, mientras que el segundo era el moderado. Nada más lejos de la realidad: en ambas regiones españoles había asesinos, y en ambas había miserables que se aprovechaban de la violencia de los otros (recuérdese lo del árbol y las nueces). Lo que ocurre es que los catalanes dejaron de matar antes, para pasar a emplear medios más sutiles (sutiles para el que lleva una venda en los ojos, claro, porque lo de la inmersión lingüística es todo menos sutil).
Hace ahora un par de semanas, la Guardia Civil detuvo a nueve terroristas catalanes: el titular pone nueve separatistas catalanes que planeaban acciones violentas, pero si alguien está planeando una acción violenta, además de separatista (o un comunista, o un ultraderechista, o un islamista, o lo que sea) podrá ser calificado de terrorista sin temor a caer en la inexactitud. Estos representantes del pacífico secesionismo catalán querían atentar contra un cuartel de la Guardia Civil en Barcelona; para ello, habían acopiado materiales para la fabricación de explosivos, habían elaborado una cierta cantidad de los mismos (lástima que no les explotasen en las narices) y los habían probado en una mina abandonada.
Tras la actuación de la Benemérita, los llamados comités de defensa de la república pretendieron acosar a la Guardia Civil; sin embargo, bastó un centenar de manifestantes que defendieran a la institución fundada por el Duque de Ahumada para frustrar semejante intención. Lo cual viene a demostrar que, como sus colegas de la boina y la capucha del otro extremo de los Pirineos, en cuanto se planta cara a esta gentuza reculan con el rabo entre las piernas (y los dídimos de corbata).
Por otra parte las reacciones de los políticos demuestran de qué lado de la Ley está cada cual: Chistorra, Rufián y Cocomocho defendieron a los detenidos, mientras que Ciudadanos, Vox y Partido Popular responsabilizaron a Sin vocales y a Chistorra de la radicalización separatista. Lo del primero viene –y en esto es tan responsable como lo fueron antes Rajoy y Triple S- porque si das correa a un chantajista (y los regionalismos en España son, en esencia, eso en cuanto se les presenta la ocasión), lo que haces es darle alas y alentarle.
Lo del segundo es más grave todavía: no es sólo que, en su día, arengara a los grupos violentos con aquello de apretad, o que tenga a sus hijos y a uno sobrino incardinado en estos grupos (al fin y al cabo, uno no es responsable de los actos de sus hijos, por más feos que sean –los hijos y los actos-, y si no que se lo digan a Goñi Tirapu), sino que estaba al corriente de los planes de los terroristas e, incluso, había llegado a entrevistarse con uno de ellos.
Por menos de esto, en cualquier democracia medianamente seria se empapela judicialmente a un impresentable de semejante categoría.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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