domingo, 27 de octubre de 2019

Todos somos contingentes

En Cataluña nació el partido pomelo, en Cataluña creció y de Cataluña se extendió al resto de españa. Sin embargo, pareciera que, ahora, la región entre el Ebro y los Pirineos se les ha quedado un poco pequeña, y que se sienten llamados a más altos destinos.
Nacidos como una especie de partido bisagra de los que tantos hay en Europa, los deslices a izquierda y derecha, frutos de la inepcia y la inanidad respectivamente, engordaron sus filas y sus pronósticos electorales. El que iba desnudo en los carteles se sintió quizá destinado a vestir los oropeles de altas magistraturas de la nación, y abandonó la región que le vio nacer (políticamente al menos, porque ignoro de dónde es realmente Naranjito).
Y, pasado un tiempo, tras él marchó quien quizá sea la única que podría disputarle el liderazgo de la formación, al menos en términos de tirón electoral. Sí, marchó aunque diga que no, y aunque diga que el único liderazgo indiscutible es el de Rivera.
Inesita, en política no hay nadie indiscutible. Ni él, ni tú, ni nadie.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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