En
Cataluña nació el partido pomelo, en
Cataluña creció y de Cataluña se extendió al resto de españa. Sin embargo,
pareciera que, ahora, la región entre el Ebro y los Pirineos se les ha quedado
un poco pequeña, y que se sienten llamados a más altos destinos.
Nacidos
como una especie de partido bisagra
de los que tantos hay en Europa, los deslices a izquierda y derecha, frutos de
la inepcia y la inanidad respectivamente, engordaron sus filas y sus pronósticos
electorales. El que iba desnudo en los carteles se sintió quizá destinado a
vestir los oropeles de altas magistraturas de la nación, y abandonó la región
que le vio nacer (políticamente al menos, porque ignoro de dónde es realmente Naranjito).
Y,
pasado un tiempo, tras él marchó quien quizá sea la única que podría disputarle
el liderazgo de la formación, al menos en términos de tirón electoral. Sí,
marchó aunque diga que no, y aunque diga que el único liderazgo indiscutible es
el de Rivera.
Inesita,
en política no hay nadie indiscutible.
Ni él, ni tú, ni nadie.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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