Los políticos socialistas españoles nunca han tenido un nivel, la verdad, como para tirar cohetes; pero antes, al menos, se habían criado en un sistema educativo digno de tal nombre.
Los de ahora, en cambio, se han formado
-cuando se han formado, que esa es otra- en un itinerario educativo perpetrado
por sectarios a los que lo único que parece interesar es crear borregos
fácilmente manipulables.
Entre eso, y que -dado el nivel decreciente
de altura intelectual- los líderes del partido de la mano y el capullo llevan
un par de décadas convirtiendo a la banda en lo más parecido a un páramo (perdón
por repetirme) intelectual, no es raro que tengan que tirar de lo que en
cualquier otro momento serían considerados desechos de tienta.
Así, no es de extrañar que un antiguo portero
de prostíbulo y cortador de troncos, elevado a asistente de un ministro del
gobierno de España, diga cosas como que le llama el presidente y le manda a la mierda.
Si espera un poco no tendrá que esforzarse, porque precisamente en eso están convirtiendo España.
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