El psicópata de la Moncloa se mueve únicamente por su propio y exclusivo interés personal: lo que afecta a su país o hasta a su partido es secundario ante su afán de seguir detentando el poder un minuto más.
Por alguna razón que desconocemos pero que
muchos sospechamos, ha hecho multitud de gestos de genuflexión ante quien gobierna
en el país que hay al Sur de Ceuta y Melilla. Y ahora, con sus movimientos pro
China (la comunista, no la otra), acaba de hacerle otro favor de proporciones
incalculables.
En efecto, ha incurrido en la desconfianza de
Estados Unidos. Esto, de por sí temerario en condiciones normales, es casi suicida
teniendo en cuenta la volatilidad de quien ocupa actualmente el Despacho Oval. Y
por eso, han excluido el puerto de Algeciras en favor del de Tánger, con el
consiguiente perjuicio al municipio gaditano y, de rebote, a España.
Pero a él, plim.
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