Es bastante humano atribuirse méritos de los que se carecen. En esto, los políticos demuestran ser tan humanos como los que más, rellenando sus currículos hasta que estos están a punto de estallar.
Así, se atribuyen títulos que no han obtenido,
califican sus ¿estudios? con un término
inadecuado (aprovechando que el Pisuerga pasa por Pucela) o, cuando les entra
un poco de vergüenza, dicen que tienen estudios de en materias en las
que quizá se matricularon, pero es dudoso que asistieran siquiera a una sola
clase.
Los políticos de izquierdas, que curiosamente
defienden que lo importante no son los títulos, sino las capacidades
personales, son más proclives a este defectillo. Lo que ocurre es que,
tras haber dimitido una política del Partido Popular que había adornado
sus méritos académicos, sus rivales de la bancada contraria quedan en bastante
mal lugar si no hacen nada.
Así, la (de momento) la secretaria adjunta a Organización y de Coordinación Territorial del partido de la mano y el capullo ha corregido a la baja su currículo al ver que se estaba liando. Poco lío, sólo poner como finalizado un máster del que todavía no ha realizado el trabajo de fin de máster.
No hay comentarios:
Publicar un comentario