Para la izmierda patria, el mundo de la cultura es inequívocamente de su cuerda, y los que no comulgan con sus ruedas de molino no son cultura.
Pero hasta en las aborregadas masas de la izquierda
se va abriendo paso la idea de que el desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer, con el psicópata de la Moncloa al frente, se
está desempeñando de un modo difícilmente empeorable. Y esas masas no se cortan
en manifestar lo que para los ediles de la mano y el capullo constituyen graves insultos contra las autoridades del Estado.
¿Desde cuándo una descripción espontánea y
objetiva de circunstancias personales es un grave insulto? ¿Desde cuándo una
sola persona, por mucho poder que acapare, constituye las autoridades del
Estado?
Cómo serán las cosas que hasta el grupo Mägo de Oz, nada sospechoso de simpatías derechistas, bromea diciendo que los de la mano y el capullo les están dejando sin drogas y sin putas.
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