Según las últimas encuestas, la suma de escaños en el Congreso de los Diputados que conseguirían el Partido Popular y Vox se aproxima a los doscientos diez escaños.
Esa es la mayoría de tres quintos necesaria
para iniciar un proceso de reforma constitucional. Muchos analistas, tuiteros y
opinadores aficionados se plantean, con esperanza o con temor (según el pie
ideológico del que cojeen) si, de alcanzarse esa mayoría, emprenderían esa senda constitucional… olvidando que para modificar la Constitución -hablo de memoria-,
al menos en cosas verdaderamente importantes, es necesaria la disolución de las
cámaras, nueva aprobación y refrendo en referéndum.
En general, por lo que suspiran los españoles de bien (es decir, los de derechas) es una reforma del sistema electoral para que los partidos nacionalistas no pinten una mierda. Pero -vuelvo a hablar de memoria-, la Constitución no regula tal cosa, por lo que bastaría con reformar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General.
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