Según la giliprogresía internacional, en Gaza se está cometiendo un genocidio. Algunos llevan las cosas incluso más lejos y sostienen que el genocidio comenzó en el mismo instante del nacimiento del Estado de Israel, lo que no demostraría sino la infinita torpeza de los hebreos, habida cuenta de que en tres cuartos de siglo no han sido capaces de acabar con los palestinos.
Es, por el contrario, el pueblo judío el que
debe vencer todas las guerras en las que se le implica para no ser borrado de
la faz de la Tierra. Porque son los musulmanes en general, y los terroristas
palestinos en particular, los que sostienen que Palestina debe existir desde el
río (Jordán) hasta el mar (Mediterráneo). Y dado que dos cosas no pueden
existir al mismo tiempo en el mismo lugar, la existencia de Palestina en tales
términos implicaría la desaparición de Israel.
Mientras, la guerra que sí están ganando los
terroristas es la de la opinión publicada. Según ellos, Israel habría matado a
decenas de miles de palestinos, entre ellos incontables mujeres y niños. Y los
que sobrevivieran estarían padeciendo unas condiciones insoportables, como
sería el caso de un niño gazatí que aparece esquelético en una fotografía,
mientras le sostiene su (presunta) madre, una mujer que parece haber comido por
ella y por todos sus compañeros, dada su orondez corporal.
Luego se ha sabido que el niño en cuestión se
encontraba en la situación física en la que se encontraba no por hambre, sino
por estar previamente muy enfermo. No toda la prensa internacional que publicó
la fotografía ha reconocido esta circunstancia, y la que lo h hecho se ha
atrevido a llamarlo detalle adicional.
Tan adicional, tan adicional, que es crucial
y que les deja por embusteros.
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