domingo, 31 de agosto de 2025

Zoquetes legislando

Hay veces que las cosas parece que están para pillar en un renuncio a la gente.

Tomemos por caso el de las argollas que existen a la entrada de algunos establecimientos, inequívocamente destinadas a dejar amarradas a las mismas las correas de los perros (y, a su vez, los canes a las correas, claro está) mientras sus dueños compran lo que sea en el establecimiento en cuestión (dejamos aparte el que ahora se permita -o, al menos, se tolere- de manera casi universal la presencia de perros en el interior de los establecimientos, grandes superficies y demás).

Pues bien, a principios de mes saltó la noticia de que la policía local de Málaga había multado a un hombre por dejar a sus perros atados a la puerta de un supermercado… porque la Ley de Bienestar Animal prohíbe dejar a los animales atados o sueltos a la puerta de un establecimiento sin supervisión presencial de su cuidador.

Pero si el cuidador está presente… ¿qué sentido tiene el atarlos? Claro, que luego lees la noticia y te enteras de que los perros llevaban casi dos horas atados a una farola… porque al dueño, tras hacer la compra en el supermercado, se le había olvidado recogerlos.

Tampoco los echaría en falta al volver a casa, supongo.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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