Que el cambio climático existe es un hecho: el clima es, por esencia, cambiante.
Otra cosa muy distinta es que el mismo se esté produciendo en el sentido en el que los alarmistas climáticos sostienen (esto es, con un aumento de las temperaturas, lo que llaman calentamiento global) o que la intervención humana tenga algún efecto, sea para acelerarlo, sea para retardarlo.
Porque claro, ¿cómo se les queda la cara
cuando a finales de Julio -en plena canícula estival, por lo tanto- lees un
titular que dice que Bajan las temperaturas en Madrid, con mínimas más frescas y cielos despejados durante todo el día? ¿No habíamos quedado en
que íbamos de ola de calor en ola de calor, cual surfistas en un mar embravecido?
¿En qué quedamos, entonces?
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