lunes, 21 de diciembre de 2015

Aquí puede pasar de todo… o cualquier cosa, que no sé yo qué es peor, la verdad

Hace no tanto tiempo, cuando este blog no tenía más lectores que yo (o, al menos, no sabía que hubiera más) me podía tomar con calma lo de hacer valoraciones sobre los acontecimientos políticos en general y sobre las elecciones en particular.
Ahora, en cambio, sé que tengo lectores. A algunos, incluso, les conozco, lo que en cierto modo es peor porque no es lo mismo hablarles a unos desconocidos (que, además, no sabes si existen) que a personas que te conocen, por de acuerdo que puedan estar con tus (mis) ideas políticas. Le da a esto que comenzó como un desahogo una cierta pátina de (digamos) responsabilidad.
Para empezar –he comenzado a escribir esta entrada poco antes del cierre de los colegios electorales en la península, mientras mi padre ve los programas que analizan los resultados y yo intento aislarme escuchando música para, como le he dicho, no hacerme mala sangre-, comentaré dos titulares del propio día de las elecciones.
El primero, que Pdr Snchz dice que huele a cambio el día en que se juega su futuro. Probablemente, el cambio al que pretende referirse es al del inquilino del Palacio de La Moncloa. Sin embargo, parece que el PSOE ha roto, una vez más (y van…) su suelo electoral, y que incluso en votos –no en escaños- habría perdido la segunda plaza. Quizá el cambio que olfatea sea el del despacho del secretario general de su partido…
Y el segundo, que el paralítico líder de los neocom aragoneses declara, sin rubor ni recato, que se saltó la jornada de reflexión y pidió el voto para Junior. Como ya he dicho unas cuantas veces, lo de la jornada de reflexión me parece una sandez, y más después de las actuaciones del hijo de P hace casi doce años. Pero es lo que establece la legislación electoral en España, y hay que respetarlo. Si no les gusta (como a mí no me gusta), que lo cambien si llegan al Gobierno (como haría yo, por otra parte).
* * *
Me acosté sin saber los resultados definitivos, aunque es lo primero que he mirado en Internet cuando me he levantado esta mañana. A diferencia de otras convocatorias electorales, donde todos ganan (o eso dicen), aquí podría decirse que todos pierden, en una u otra medida. Paso a analizarlo.
El PP ha conseguido el mayor número de escaños y de votos. Sin embargo, en estos cuatro años ha perdido un tercio de los escaños (que al final es lo que cuenta, y si no que se lo digan al sistema electoral británico). Su victoria puede no servirle para nada (como no le sirvió la de las penúltimas elecciones andaluzas) si prospera de nuevo eso tan español de todos contra el PP.
El PSOE sigue perforando su suelo electoral, y ya está por debajo de los cien escaños, algo que no se veía desde no recuerdo cuándo (tendría que consultar datos, pero creo que ni en su etapa anterior a la aplastante victoria de 1.982 llegó a estar tan abajo). Que se vaya preparando Pdr Snchz, porque aunque él puede decir que siguen siendo los segundos y que, aliados con una ensalada de siglas pueden llegar al gobierno, lo cierto es que el partido del puño y la rosa sigue cuesta abajo.
Los Neocom han irrumpido con fuerza en el parlamento, sí –de hecho, supone la mejor entrada de la historia para un partido nuevo-, pero no han conseguido ser la fuerza hegemónica de la izquierda (ni siquiera la más votada, ni siquiera la que tiene mayor número de escaños). Pueden ser determinantes si en el PSOE triunfa la idea de la pinza al PP. Que Dios nos pille confesados como ocurra eso: en Madrid y Barcelona ya tenemos una cierta experiencia de cómo pueden ser las cosas. La única esperanza para que esto ocurra (esperanza tenue, bien es cierto) es su promesa (y ya sabemos lo que vale la promesa de un político en campaña electoral) de que un referéndum en Cataluña será una línea roja para empezar a hablar con ellos: si el PSOE hiciera eso, creo que sería su (nuevo) suicidio político, pero nadie ha dicho nunca que los socialistas den más importancia a la propia supervivencia que al odio africano a la derecha…
Ciudadanos también ha entrado con fuerza, pero parece haberse desinflado en esta última semana. De pelear por el segundo puesto ha quedado relegado al cuarto (tendré que mirar los resultados en Cataluña), y puede ser casi irrelevante a la hora de formar gobierno, salvo que decida unirse a la ensalada de letras. Algo que no es probable –ni prudente- si en ella también están los de Junior.
En cuanto a los partidos relativamente pequeños, hay de todo: se ha consumado el sorpasso de Divergencia y Desunión por parte de los republicanos de izquierda, un anuncio de lo que puede ocurrir en las próximas elecciones autonómicas; los terroristas vascos se han visto reducidos a una cuarta parte (y todavía son demasiados para mi gusto); los necionanistas vascos siguen por donde solían; y los paleocom se han convertido en algo menos que residual.
Una última matización: los neocom no son una fuerza parlamentaria unitaria, sino una amalgama de mareas, plataformas y titirimuchis varios. El esperpento de los socialistas catalanes haciendo la guerra por su cuenta respecto al PSOE puede quedar como teatro serio frente lo que nos espera.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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