jueves, 24 de diciembre de 2015

Menos humos

Sobre el cambio climático hay mucho que discutir. En primer lugar, si se está produciendo. En segundo lugar, si lo que está teniendo lugar es un calentamiento o bien un enfriamiento (de lo de global ya ni hablamos). Y, finalmente, si el ser humano tiene un papel determinante o no.
Personalmente, creo que considerar que el sedicente calentamiento global tiene causas humanas es un ejercicio de soberbia de proporciones colosales. No porque, como dijo algún conocido mío, al ser creyente piense que la naturaleza ha sido creada perfecta por Dios y que nadie la puede estropear, sino porque los tiempos del planeta y los del ser humano marchan a muy distinta velocidad. Tan difícil me resulta de creer que la mera acción humana va a desestabilizar el clima del planeta (cuando ni los propios expertos de ponen de acuerdo en si el planeta se calienta o se enfría) como que un cambio en el comportamiento humano va a ser capaz de devolver el clima a su senda correcta (o, al menos, la que algunos humanos consideran correcta).
Es, como dice el titular, lo mismo que iniciar una dieta y declarar victoria tras la primera ensalada. O, menos aún, como cantar victoria después de haber visto la composición de la dieta.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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