miércoles, 23 de diciembre de 2015

Victorias pírricas

Como he leído hace poco en Facebook, la democracia es válida mientras salen los resultados que nosotros deseamos.
Esta afirmación es válida a este lado de los Pirineos (recordemos el España se ha equivocado de Alfonso Guerra tras las elecciones generales de 1.979), pero también al otro. En la primera vuelta de las elecciones regionales francesas, el Frente Nacional poco menos que arrasó. No consiguió, es cierto, ninguna mayoría absoluta, pero fue holgadamente la formación más votada.
Sin embargo, ocurrió lo mismo que en las segundas elecciones presidenciales de Chirac, aquellas que le enfrentaron en segunda vuelta al fundador del partido de extrema derecha: que todos se unieron contra el enemigo común, la bicha a la que de ningún modo querrían ver en el Elíseo, y el (francamente mejorable) candidato de derechas consiguió el que ha sido, que yo sepa (¿lo ves, Nacho? Así se marca uno un farol), el mayor apoyo de un presidente de la Quinta República francesa.
Es decir, que en la segunda vuelta todos los que no votaron en primera al Frente Nacional han votado al otro candidato, con lo que Marine Le Pen se ha quedado compuesta y sin gobiernos regionales. Mientras, Sarkozy ha conseguido un apoyo que, como el del PP en 2.011, es prestado. Si actúa igual (de mal) que sus correligionarios españoles, corre el riesgo cierto de seguir su mismo destino.
A Hollande, en cambio, parece no haberle servido de mucho su (relativo) repunte de popularidad tras los atentados de París. Sic transit gloria mundi.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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