jueves, 10 de diciembre de 2015

Ese clasismo esnob de la izmierda

Siendo como son de extrema izquierda, los neocom deberían estar por la abolición de las clases sociales, la igualdad entre todos los ciudadanos y todas esas matracas que no se han renovado desde que hace ya un siglo y tres cuartos las pergeñara un judío alemán que vivió mantenido por el hijo de un rico industrial.
Sin embargo, la realidad ha demostrado que cuando la extrema izquierda alcanza el poder, las desigualdades contra las que decía luchar no sólo se mantienen, sino que incluso pueden agudizarse; eso sí, con la vanguardia del partido, los líderes, en la cima de la pirámide social, sacrificándose por el bien de la masa obrera. Fue así en la Unión Soviética y es así en Cuba, en China o en Corea del Norte.
Junior no es una excepción a esta norma. Cuando todavía era relativamente poco conocido ya alardeaba de liarse a guantazos con gente lumpen, de una clase social muy inferior a la suya. Y lo decía con orgullo, con esa prepotencia tan suya, en lugar de lamentar las desigualdades e injusticias que, provocadas por esa inmisericorde sociedad capitalista y mercantilista, habría obligado a los pobres aporreados (y lo de pobres va con doble sentido) a intentar el robo en el que fueron sorprendidos.
Siempre he criticado el aspecto gañanesco (y que me disculpen los gañanes) de los neocom en general y de su melenudo líder en particular. Pienso que hay actos, lugares o personas que merecen un cierto respeto en el atuendo: no se puede ir al Congreso de los Diputados en mangas de camisa con los puños remangados y los faldones por fuera. O a un debate televisado, con el agravante de que, además, se te ve cómo te sudan los sobacos.
Hasta ahora, pensaba que era por una pose ideológica, pero resulta que no. Es simple y pura vanidad. Si Junior no usa chaquetas no es por un prurito ideológico, sino porque, en su opinión, no le sientan bien y le hacen parecer un cantante de rumbas (se ve que un aspirante a presidente de gobierno puede tener aspecto de gañán, pero no de cantante de rumbas, que debe ser alguien de una clase social demasiado inferior).
Sin embargo, Pablito, la cosa tiene fácil remedio, y te lo voy a decir: córtate la coleta y péinate un poco, so gocho. Si lo intentas, a lo mejor hasta te gusta ir limpito y arreglado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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