Hay
grandes injusticias en lo que a los Oscar se refiere. Enormes artistas –Charles
Chaplin, Richard Burton o Alfred Hitchcock, por citar los primeros que me
vienen a la mente- fueron nominados varias veces sin recibirlo nunca más que,
en el mejor de los casos, a título honorífico. Otros –y éste es el caso que nos
ocupa- lo consiguieron después de múltiples nominaciones y por una película que
podríamos considerar menor en su filmografía.
Centrándonos
en Paul Newman, el Oscar se lo dieron por El
color del dinero, obra muy inferior a la primera parte de la historia (El buscavidas) y un año después de que
no fuera a recoger el Oscar honorífico que le dieron. Sólo en esa década ya
había sido nominado por Veredicto final,
trabajo infinitamente mejor que el premiado y uno de mis trabajos favoritos de
Newman.
Entre
sus nominaciones previas se encuentra La leyenda del indomable. Con este título, el traductor poco menos que te
resume el tema de la película (aunque sin desvelarte el final). Hay que
reconocer que de haber traducido literalmente el título en inglés (Cool hand Luke) la cosa habría quedado
bastante más ramplona.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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