martes, 12 de abril de 2016

Cosas veredes

Vamos a admitir que la bruja Piruja estaba en lo de la plataforma de apoyo a los afectados por las hipotecas por pura bondad de corazón. Es como los ricos que realizan labores de voluntariado, solidarias y tal, aunque ellos nunca hayan pasado necesidad de ninguna clase. Bueno, pues la alcaldesa de Barcelona lo mismo: ella, que nunca ha tenido un inmueble a su nombre, y por lo tanto menos aún una hipoteca, se sintió conmovida por la desgracia de aquellos que, asfixiados por la banca malvada y mercantilista, que sólo piensa en el dinero, se veían en un tris de ser desahuciados y acabar en la calle y –si tras semejante frasecita todavía seguís el hilo del discurso, poneos una medalla- se lanzó a defenderlos.
Pero ¡ah!, la política hace extraños compañeros de cama, y la antigua actriz devenida activista devenida alcaldesa devenida secesionista ha acabado conchabada con lo peor de la casta –ya se sabe, la deresha- y, accediendo a una petición vecinal y del PP, ha mandado desalojar y tapiar un edificio municipal, lo que ha desatado las iras del movimiento ocupa.
Que no se queje. En la Edad Media, a las brujas se las quemaba. Vivas…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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