viernes, 22 de abril de 2016

Manirrotos

Hace veinte días hablé de la bravuconada (ya se sabe, fuerte con los débiles, débil con los fuertes… o con los que le plantan cara) del ministerio de Hacienda, que afirmaba que iba a vigilar muy de cerca de las comunidades autónomas para que cumplieran los objetivos de déficit.
Sin embargo, las comunidades incumplidoras –la mayoría- no tardaron en replicar al ministro que no estaban dispuestas a admitir ni un recorte más. Lo cual tiene delito (figuradamente, además de probablemente en sentido literal), porque el ochenta por ciento del déficit autonómico se debe, no a la bajada de la recaudación,sino al gasto excesivo (los ingresos autonómicos han retrocedido a niveles de 2003, pero el gasto es muy similar al de 2007, cuando España estaba en el pico de la burbuja). Es lo que ocurre cuando la cantidad que se gasta no depende de los ingresos que se tienen, sino que, por así decirlo, se tira con pólvora del rey.
Sólo que en este caso, como en todo lo que tiene que ver con las finanzas públicas, la pólvora en última instancia no es del rey: es de todos y cada uno de nosotros.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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