viernes, 29 de abril de 2016

No interesa ni a los propios

La bruja Piruja, sectaria y despótica, organizó cuatro días cuatro días de actos, mesas redondas, recitales poéticos y conciertos para celebrar el 85 aniversario de la Segunda República. Sin embargo, parece que el éxito de crítica y público ha sido, como suele decirse, descriptible. Un fracaso, vamos.
Parece que el impacto popular de las fiestas de la república de Colau ha sido muy inferior al que se esperaban los técnicos municipales de Barcelona en Común, el partido de la alcaldesa (si es que esa gente sólo sabe mear en la calle y poco más). A la hora de analizarlo, se aduce que ha sido demasiado abstracto, que la agenda era muy sutil (eso, eso, más meadas y menos soflamas). De ahí que sólo los más movilizados, unas trescientas personas, se congregara en el entierro de la sardina republicana, consistente en el cambio de nombre de la plaza de Llucmajor, en el distrito de Nou Barris, por el de plaza de la República.
Por no ir, al aquelarre no fue ni la bruja principal.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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