Hace unos días leí la noticia de que una juez había declarado nulas las cláusulas suelo de las hipotecas de cuarenta bancos y cajas de ahorro.
La sentencias judiciales hay que acatarlas, pero con esta no estoy en absoluto de acuerdo. Una entidad bancaria no es una oenegé, y a nadie le obligan a comprar una vivienda (hipotecándose para ello, salvo que se nade en la abundancia). Dicho esto, una cláusula suelo resulta perfectamente legal y transparente: si el tipo de interés de referencia baja de determinada cota, el interés que se cobrará por el préstamo no bajará. Protestar por ello es como protestar por las cláusulas techo, algo que me parece nadie ha hecho todavía.
Es como los que se declaran católicos pero protestan contra tal o cual precepto de la religión que dicen profesar. A nadie le obligan a seguir siendo católico si no se está de acuerdo con la situación. O, como suelo decir yo, se trata de un club en el que, conocidas las normas, a nadie le obligan a hacerse socio o a seguir siéndolo.
O sea, que si no te gusta, no haber firmado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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